Ahome.- En el ámbito político, la credibilidad y la lealtad son pilares fundamentales que cualquier operador debe mantener inquebrantables. Sin embargo, Julia Pérez, quien trabajó en la campaña del candidato a la presidencia municipal de Ahome, Gerardo Vargas Landeros, ha demostrado una falta alarmante de estas virtudes, traicionando a su equipo y a sus principios.
Durante la campaña, Pérez no sólo falló en su compromiso con Vargas Landeros, sino que también se alió clandestinamente con el candidato opositor, Mingo Vázquez. Entregó comités y hojas de trabajo en campo, originalmente destinadas al equipo de Vargas, a simpatizantes de Vázquez. Esta doble jugada revela una estrategia oportunista destinada a asegurar su futuro profesional sin importar quién ganara las elecciones.
El comportamiento de Julia Pérez es una clara muestra de traición. No sólo faltó a su palabra, sino que también dio un trato humillante y prepotente a su equipo. Su actitud ha sido secundada por otras operadoras como Herlinda y Wendy, quienes participaron en estas deslealtades, demostrando una falta total de integridad.
Ahora, con la victoria de Gerardo Vargas Landeros definida, Pérez intenta sumarse al proyecto como si hubiera trabajado lealmente para él desde el inicio. Esta acción no sólo muestra su oportunismo, sino que subraya su incapacidad para mantener un compromiso firme. Julia Pérez se ha convertido en un símbolo de lo que no debe ser un operador político: desleal, deshonesta y motivada únicamente por su beneficio personal.
¿Realmente quieren los ciudadanos de Ahome ser representados por alguien como Julia Pérez? ¿Pueden confiar en una persona que traiciona sin dudarlo y solo busca su propio beneficio?
En un entorno donde la confianza y la honestidad son cruciales, la conducta de Julia Pérez es inaceptable. La política necesita figuras que, más allá de los resultados, mantengan su lealtad y trabajen de manera íntegra. Pérez, claramente, no es una de ellas.
