
Culiacán, Sin, 16 de mayo del 2025.- En Sinaloa, la justicia parece tener tiempos y blancos muy precisos. Lo ocurrido con el alcalde con licencia de Ahome, Gerardo Vargas Landeros, no solo evidencia el uso político de las instituciones, sino también el interés por eliminar del tablero a quienes pueden ser incómodos para el proyecto de sucesión rumbo al 2027. Mientras la Fiscalía inspecciona unidades que siempre estuvieron ahí, el trasfondo es otro: quitar obstáculos y allanar el camino.
Las patrullas están, pero el señalamiento ya hizo daño
Las denuncias sobre la supuesta compra irregular de patrullas sirvieron como punta de lanza para abrir un expediente en contra de Vargas Landeros. Sin embargo, las unidades existen, están operando, y la misma Fiscalía lo pudo constatar en su revisión reciente. No se trató solo de patrullas, sino de vehículos adquiridos para distintas áreas del Ayuntamiento de Ahome, con el fin de fortalecer los servicios públicos y la seguridad. Pero eso no evitó que se convirtiera en un caso judicial con eco político.
Una estrategia política más que legal
El contexto lo dice todo. Vargas Landeros sonaba fuerte como posible contendiente en el 2027. Su influencia en el norte del estado y su presencia mediática lo colocaban como una figura con potencial. Pero justo en ese momento, la maquinaria institucional se activa en su contra. La Fiscalía entra en escena, los medios oficialistas amplifican las acusaciones y se construye la narrativa de corrupción. No es justicia, es estrategia electoral anticipada.
La sucesión de 2027 ya está en juego
Aún faltan más de dos años para la elección, pero el juego sucesorio ya empezó. El gobernador Rubén Rocha Moya ha dejado en claro que quiere imponer a su heredero político, y para eso necesita eliminar cualquier figura que represente una competencia interna real. El caso de Vargas Landeros se suma a una lista que incluye a Jesús Estrada Ferreiro, el “Químico” Benítez y otros personajes que fueron borrados del mapa político por medio de expedientes y procesos cuestionables.
¿Cualquier carta le alcanza a Morena en Sinaloa?
Con la oposición sin rumbo y la marca Morena todavía fuerte, desde el gobierno parecen creer que basta con poner un nombre en la boleta para seguir ganando. Pero no todo es eterno. El uso abusivo de las instituciones, la imposición de candidatos sin respaldo real y la eliminación de perfiles con trayectoria pueden pasar factura. La ciudadanía ya no ve con los mismos ojos el discurso de transformación cuando detrás hay intereses personales.
Las patrullas existen, las unidades están en servicio, pero el daño político ya se hizo. Gerardo Vargas quedó marcado, no por los hechos, sino por la intención de borrarlo del escenario. La Fiscalía, una vez más, fue usada para un fin que no es legal, sino electoral. Y mientras se limpian los caminos para imponer al sucesor, la pregunta es clara: ¿realmente Morena puede ganar con cualquier candidato, o la gente sabrá distinguir entre justicia y maniobra?