
Cuando se revisa el cierre de una administración municipal, suele hablarse de pendientes, deudas, conflictos y obras inconclusas. Sin embargo, en el caso de Ahome, el relevo entre Gerardo Vargas Landeros y el presidente interino Antonio Menéndez dejó una fotografía inusual: finanzas sanas, sin deudas por sueldos ni obras rezagadas. No es un detalle menor en un contexto nacional donde los ayuntamientos suelen ser los primeros eslabones rotos del aparato público.
La gestión de Vargas no solo se describe con buenas cuentas. El propio Menéndez reconoció públicamente la responsabilidad financiera de su antecesor, quien además impulsó proyectos con una visión clara de desarrollo. Entre ellos, el polo de desarrollo industrial en Topolobampo y la futura conexión entre Chihuahua y Los Mochis, que colocan a la región en la ruta de las inversiones estratégicas nacionales.
En materia de seguridad, los resultados también apuntan a un avance. Gracias a una estrategia de proximidad social y prevención, Los Mochis figura hoy entre las diez ciudades con menor percepción de inseguridad, según datos del INEGI. En un país donde las estadísticas de violencia suelen ser un pantano que traga gestiones enteras, estos números merecen atención. Claro, percepción no siempre es realidad, pero marcar diferencia en la sensación ciudadana ya es, de por sí, un paso.
El proyecto económico que más destaca es el de Mexinol, una planta que promete miles de empleos y que representa una de las anclas para convertir a Ahome en un polo industrial de peso. No es casualidad que el gobierno federal incluya a Topolobampo entre los proyectos clave para México: la administración de Vargas tendió las redes, ofreció facilidades y dejó una base que ahora está en manos de quienes sigan.
El balance general muestra una administración con rumbo, buenos resultados y, sobre todo, un paquete de proyectos que no se evaporaron con el cambio de silla. La gran pregunta es si el impulso logrado se mantendrá o si, como ha ocurrido tantas veces en la política local, el entusiasmo se diluirá entre intereses, recortes y la dispersión de objetivos.
En definitiva, Vargas entregó no solo un ayuntamiento limpio de deudas, sino un mapa de ruta que pone a prueba la capacidad de los que siguen. Porque si algo enseña la política sinaloense es que los proyectos sobreviven más a pesar de las administraciones que gracias a ellas. Y ahí está el verdadero reto: que lo sembrado no se quede solo en buenos balances, sino que florezca en desarrollo tangible para la región.
El balance general de la administración de Gerardo Vargas Landeros refleja, según autoridades locales, un gobierno con rumbo claro, resultados concretos y bases firmes para continuar impulsando el desarrollo de Ahome.