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Falta de coordinación municipal agrava estragos de la lluvia en Los Mochis

Los Mochis, Sin, 5 de sep, 2025.- La lluvia del viernes no solo anegó calles y puso en aprietos a cientos de familias en Los Mochis. También dejó al desnudo la fragilidad de un Ayuntamiento que presume modernidad en el discurso, pero que en los hechos carece de brújula y de capitán al mando.

La fuerte lluvia en la ciudad, evidenció la falta de coordinación entre dependencias municipales para atender la emergencia, lo que derivó en afectaciones para cientos de familias en distintos sectores.

De acuerdo con testimonios, la contingencia encontró desprevenidos a funcionarios de áreas clave como Servicios Públicos, SOP, COMUN y JAPAMA, quienes no implementaron acciones preventivas para el desagüe oportuno. La ausencia de plantas de energía solicitadas a la CFE para operar los cárcamos complicó aún más la situación.

Vecinos señalaron que durante las primeras horas de la mañana no hubo autoridad visible que encabezara los trabajos, y fue hasta después de las 9:00 horas cuando el alcalde “Toño” Menéndez apareció en la zona afectada, con las botas limpias y el impermeable sin mojarse, eso si, poso para la foto. En medio del desconcierto, pidió rapidez en la respuesta y exigió explicaciones a su equipo, aunque la reacción tardía dejó en claro la falta de protocolos activos.

El panorama fue evidente en las calles: alcantarillas sin limpieza, basura acumulada que impedía el flujo del agua y colonias bajo presión por los niveles de anegación. La falta de un mando claro y de acciones coordinadas generó molestia entre la población, que enfrentó sola las primeras horas de la tormenta.

La lluvia no solo borró la sonrisa del alcalde, también dejó al descubierto la carencia de oficio de su administración para manejar emergencias. La percepción ciudadana fue clara: a la ciudad le faltó un capitán al frente cuando más lo necesitaba.

El panorama en las calles reflejaba la ausencia de medidas preventivas: alcantarillas obstruidas por basura, drenajes colapsados y agua acumulada en colonias donde las familias tuvieron que enfrentar solas las primeras horas de la contingencia.

El problema no fue la lluvia —que en esta ciudad siempre llega y sorprende a los desprevenidos— sino la ausencia de oficio político y administrativo. Un gobierno municipal no se mide por las inauguraciones ni por las fotografías en eventos sociales, sino por su capacidad de reacción cuando la gente lo necesita. Y en esta tormenta, la administración de Menéndez falló.

La ciudadanía lo notó: los primeros en actuar fueron los vecinos, que con escobas, cubetas y tablas improvisaron barreras para contener el agua. El gobierno llegó tarde, desorganizado, sin mando.

La conclusión es inevitable. Más allá de los daños materiales, la tormenta dejó una lección política: a Los Mochis le faltó un capitán al frente. Y cuando el barco hace agua, la ausencia de liderazgo no se puede disimular con discursos ni promesas. La lluvia se llevó la confianza y dejó en evidencia lo que muchos ya sospechaban: la administración de Toño Menéndez no está preparada para gobernar en tiempos de crisis.

La tormenta no solo dejó afectaciones materiales, también puso en entredicho la capacidad de reacción del Ayuntamiento. La percepción generalizada entre la población fue que la ciudad careció de un mando firme y de coordinación en el momento más crítico.

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