Huele a persecución

Por: Manuel López San Martín…
No es novedad. Sinaloa es tierra sin ley. Desde hace casi nueve meses, cuando es escaló la violencia entre dos facciones del cártel de Sinaloa tras la detención de El Mayo Zambada, los muertos y desaparecidos se cuentan por miles. No hay autoridad ni gobierno. Las balas del crimen se imponen y trastocan las vidas de millones de sinaloenses. El horror se ha normalizado y los reflectores mediáticos poco a poco van dejando a su suerte a la entidad. El gobernador Rubén Rocha, en el menor de los casos, está ausente y rebasado.
Por si algo hiciera falta en ese cóctel, Rocha compromete aún más la estabilidad política y social de la entidad. Sinaloa es un polvorín.
La historia es como sigue: el pasado viernes 30 de mayo, agentes de la Fiscalía estatal detuvieron en Los Mochis a Gerardo Vargas Landeros, exalcalde de Ahome, quien contaba con un amparo. Más allá de si Vargas es o no culpable, llama la atención que la Fiscalía tenga como prioridad ir tras alguien con un recurso jurídico que impedía su captura, y no persiga con la misma vehemencia a los criminales que sangran el estado.
La detención del exalcalde ha sido duramente cuestionada desde distintos ámbitos. Francisco Javier Villarreal, presidente de la Federación de Abogados de Sinaloa, la calificó como “un atropello a los derechos humanos y una violación flagrante a la Constitución”. Por su parte, Ricardo Beltrán Verduzco, presidente de la Alianza Mexicana de Abogados, denunció que “el gobernador ha utilizado todo el aparato del Estado -la Fiscalía, el Poder Judicial- como herramientas para atacar a sus adversarios políticos. Ha mostrado un despliegue de poder enorme, pero no con el objetivo de impartir justicia, sino para preservar su poder a través del acoso político”.
No es un hecho aislado, al contrario: Vargas es el tercer alcalde de Morena rival de Rocha desaforado por un Congreso morenista, antecedido por Jesús Estrada Ferreiro, de Culiacán, y Guillermo Benítez Torres, de Mazatlán. El gobernador, que no luce demasiado ocupado persiguiendo al crimen, sí parece entretenido deshaciéndose de políticos de su propio partido. Esa “unidad” en Morena, de la que han Lo mismo la presidenta Sheinbaum, que la dirigencia nacional, encabezada por Luisa María Alcalde y Andrés López Beltrán, en Sinaloa no aplica.
El argumento de la autoridad para realizar la detención fue la supuesta inasistencia de Vargas a audiencias, aunque contaba con justificantes médicos y fue arrestado cuando regresaba a su casa desde un hospital.
Lo que hay de fondo no es justicia, sino cálculo político. El gobernador se está quitando del camino a todos los que considera adversarios, y podrían hacerle sombra su liderazgo de cara a la selección de la candidatura al gobierno estatal. Vargas, para no ir más lejos, encabeza las encuestas para la sucesión en la gubernatura.
Rocha pierde legitimidad a gran velocidad. Y en lugar de concentrarse en su principal responsabilidad, garantizar la seguridad de sus ciudadanos, anda ocupado en la grilla, persiguiendo actores políticos que no se alinean con él. A su alcance tiene instituciones y diputados que, parece, le han dado manga ancha para hacer y deshacer.
Si en Sinaloa detienen a un actor político relevante con todo y amparo, ¿qué le espera a un ciudadano de a pie?
POR MANUEL LÓPEZ SAN MARTÍN
M.LOPEZSANMARTIN@GMAIL.COM
@MLOPEZSANMARTIN