Ciudad de México, 6 de junio del 2025.- El estado de Sinaloa enfrenta una doble crisis: la seguridad pública se encuentra al límite y el escenario político se enrarece con maniobras desde el poder estatal. En el centro, el gobernador Rubén Rocha Moya y su aparente intento por asegurar la sucesión a través del senador Enrique Inzunza, exsecretario general de Gobierno.
En medio de un panorama de creciente violencia y tensión institucional, Sinaloa vive una etapa de descomposición política que ha desbordado los discursos oficiales. Mientras el gobernador Rubén Rocha Moya insiste en que el estado mantiene condiciones estables en materia de seguridad, los hechos recientes desmienten esa versión.
La más reciente sacudida ocurrió tras un enfrentamiento entre policías estatales y municipales en Culiacán, que derivó en la detención de siete agentes municipales, entre ellos un exescolta de Joaquín “El Chapo” Guzmán. El conflicto interno en las corporaciones provocó además la renuncia del secretario de Seguridad del municipio, generando mayor incertidumbre sobre el control real de las fuerzas de seguridad.
Ante el vacío de mando local, el control operativo de la seguridad en Sinaloa ha sido asumido de facto por el Ejército. Fuentes confirman que las decisiones estratégicas están ahora en manos del general Ricardo Trevilla y su comandante en la zona, Guillermo Briceño. Como parte del reacomodo, se realizó el relevo del jefe del Estado Mayor de la Novena Zona Militar, quien fue sustituido por un general que previamente fungía como agregado militar en la embajada de México en Israel.
En paralelo a esta crisis de seguridad, se despliega una lucha por el poder rumbo a la sucesión gubernamental. De acuerdo con diversas versiones, Rocha Moya estaría operando políticamente para allanar el camino al senador José Luis Inzunza, su excolaborador cercano, a quien diversas fuentes vinculan con presuntos acuerdos con el crimen organizado. En particular, un reporte del Centro Nacional de Inteligencia (CNI) menciona supuestos lazos de Inzunza con la facción de “los Chapitos” del Cártel de Sinaloa.
Inzunza ha sido señalado además como autor de la narrativa fabricada en torno al falso atentado en una gasolinera de Culiacán, en la que supuestamente murieron escoltas del Mayo Zambada. Dicha historia, ampliamente cuestionada, habría sido utilizada para justificar operativos que desataron violencia en la región.
El principal obstáculo para esa sucesión parece ser el alcalde de Ahome, Gerardo Vargas Landeros, quien recientemente fue detenido por presunta compra irregular de patrullas y abuso de autoridad, a pesar de contar con un amparo judicial vigente. La detención se interpreta en círculos políticos como un movimiento para eliminar a un contendiente incómodo en la lucha por la gubernatura.
Analistas recuerdan que no es la primera vez que Rocha Moya recurre a este tipo de maniobras. En el pasado, su distanciamiento y posterior ruptura con Héctor Melesio Cuén derivó en su salida del gabinete estatal, tras una reunión señalada con el propio Ismael “El Mayo” Zambada.
El estado de Sinaloa se encuentra en un momento crítico, donde la fragilidad institucional y las disputas por el poder tienden a superponerse al interés ciudadano. La combinación de violencia, intervención militar y luchas internas por la sucesión plantea un escenario complejo que pone en duda la capacidad del gobierno estatal para sostener el orden democrático y garantizar la paz.
Fuente: Codigo Magenta
